“Si cerca de tu biblioteca tienes un jardín, no te faltará nada” Marco Tulio Cicerón

domingo, 25 de diciembre de 2016

Navidades retro

Ahora que ya hemos pasado la primera etapa de la Navidad, he vuelto a pensar en lo diferentes que eran durante mi infancia y adolescencia...

No hablo sólo de la pérdida de ilusión por hacer la carta a los Reyes Magos... El ambiente general era más cálido, los adultos disfrutaban (o fingían que disfrutaban) mucho, sonaban villancicos, comíamos polvorones o turrón que sabían a lo propio, poníamos el Belén completo -con toda su parafernalia- y esperábamos con muchísima ilusión la recogida de los regalos al pie del árbol el día 25 y el día 6, porque mis padres nos los dividían para que no diéramos la tabarra durante las vacaciones.

Supongo que es lo normal en familias donde ya no hay niños pequeños... ¡Ains! En fin, como no soy la única nostálgica, os enseño un montón de objetos actuales de aspecto retro que os llevarán a las época de vuestra infancia, como si se tratara del "Espíritu de las Navidades pasadas" de Dickens.


Libro y Crismas de Ferrándiz

La editorial Destino reeditó hace unos años el libro "La Navidad de Ferrándiz" donde hablan de las tradiciones navideñas con ilustraciones del famoso dibujante. Además incluye ocho crismas y ocho pegatinas para regalos.



 Villancicos desde el tocadiscos

Urban Outfitters

Pedir el aguinaldo

Affari
Poner el Belén

Misterio de papel maché


Empaquetar regalos


Colección de latas y cajas navideñas de Søstrene Grene

Y con este post me despido hasta el año que viene. Estoy convencida de que será mucho, mucho, mucho mejor que éste...

¡Feliz 2017!


PRÓXIMA CITA: EL JARDÍN VERTICAL (05/01/2017)

jueves, 15 de diciembre de 2016

Vajillas de fiesta


Una de las cosas que más me gusta de la Navidad es poner y decorar la mesa; las comilonas, no tanto. Por eso, rara vez me ocupo de cocinar. Sin embargo siempre sé de antemano que me toca preparar, lavar, planchar, fregar y abrillantar todo lo necesario para la mesa. ¡¡¡Y tan feliz!!!!

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Para las meriendas, siempre saco mi colección de platos desparejados pero, en las cenas o comidas señaladas, utilizo algo más clásico. Dependiendo del número de comensales, suelo utilizar una vajilla mía de loza beige o la vajilla de porcelana de mi madre pero, si pudiera, me encantaría comprar algo más sofisticado.

Para quienes tengan la posibilidad de comprar vajilla nueva, os hago mi lista de favoritos.

Empiezo por La Cartuja de Sevilla, un clásico entre los clásicos en España. Hace unos años estuvo al borde de la quiebra así que, en plan fetichista y poniéndome en lo peor, quise comprarme alguna pieza de recuerdo. Para decidirme, hice todo un estudio… Tienen tres líneas de diseño: la Aurora, la Ochavada y la Imperio. Después, cada línea tiene diferente decoración. Mi favoritas son la blanca (Imperio) y las flor de Lis rosa y azul (Aurora) aunque, al final, me compré el juego de desayuno con bandeja de pastas de Viejo Molino!!!



Otra de las marcas clásicas es la portuguesa Vista Alegre. Hace unos años sacó la vajilla Transatlántica para celebrar el año de Brasil en Portugal. Juegan con varios estampados distintos en blanco, azul y filo dorado.



A pesar de que estas vajillas clásicas me gustan mucho, mis vajillas soñadas son de Vajillas de Ultramar. Lo digo en plural porque tienen dos colecciones que me chiflan: la Oro y la Festina Lente.

La Oro está hecha de loza blanca con un acabado deliberadamente imperfecto  y un borde pintado a mano en oro. Aseguran que las piezas son tan resistentes como la porcelana y muy ligeras debido a la técnica especial que utilizan para su creación. Las conocí en la edición de 2015 de The House así que doy fe de que son extraordinariamente ligeras!!! Además tienen ese acabado imperfecto de aire nacarado que está tan a la última.



Aunque la veo muy veraniega y poco dada para la Navidad, no podía dejar de hacer un paréntesis y  hablaros de la Festina Lente. En cuanto veáis las fotos, entenderéis por qué.
De todas maneras, en verano sacaré mi lista de vajillas veraniegas...




Por último, también os propongo la de cerámica rosa empolvado de Somos Bonjour. Es lo más parecido a la anterior pero con ese toque femenino que le da el color rosa a todo. Para los poco amantes del rosa, también la tienen en color gris topo.





Ya sólo queda servir la cena y… no olvidéis poneros algo rojo en Fin de Año!!!!
¡Que aproveche! 


 PRÓXIMA CITA: NAVIDADES RETRO (25/12/2016)

sábado, 10 de diciembre de 2016

Los jardines de Kew




Mi escapada “verde” a Londres en mayo de este año para ir a la Cheslea Flower Show dio un poco más de sí porque tenía muchísimas ganas de visitar el  jardín botánico más importante de la ciudad: el Real Jardín Botánico de Kew que, además, es Patrimonio de la Humanidad desde  2003.
Estos jardines no están en Londres capital sino a unos kilómetros al Sudoeste entre Richmond y Kew pero se puede acceder fácilmente en metro (District Line). Si queréis ir a verlo, podéis combinar su visita con la visita a la casa de Virginia Woolf en Richmond. Desde luego, para ver bien este botánico necesitaréis unas 6 horas, que es lo que tardé yo con picnic incluido.




Los jardines de Kew tienen una larga historia. Empezó siendo, en el siglo XVI,  coto de caza del rey Enrique VII pero hasta el siglo XVIII no pasó a ser un Physic Garden, es decir, un jardín botánico donde estudiar y experimentar con plantas. 

Después de unos años de abandono, los jardines de Kew tuvieron una época gloriosa bajo la Inglaterra victoriana. Se construyeron sus famosos invernaderos, se creó el Arboretum y un herbario, con el que suministraban de semillas y asesoraban sobre cultivos a todas partes del Imperio Británico. Además, se creó una línea de ferrocarril que permitió a los visitantes llegar y disfrutar de él.
Durante el siglo XX, ha seguido creciendo en extensión, al igual que ha crecido su papel investigador y divulgador sobre la conservación de la biodiversidad mundial.



Para mí, su visita es obligada por su repertorio de plantas  y por construcciones históricas. Las más recomendables: los tres invernaderos antiguos (el templado, el de las palmeras y el de los nenúfares); el jardín japonés con su pagoda; el paseo por las copas de los árboles, que me hizo sentir como Tarzán; y el cottage de la reina Charlotte, que me recordó bastante a la aldea de María Antonieta en Versalles pero ésta es anterior. 

Son las que más me gustaron pero también hay muchas más atracciones: un palacete, un templo, una galería de arte, muchas zonas de restauración… Y hablando de comidas… Yo preferí hacer picnic en el césped y observar el panorama, a lo Virginia Woolf que, por cierto, escribió un cuento corto sobre el parque. 


Jardín japonés


Pagoda


El cottage de la reina Charlotte



A nivel botánico, tiene zonas destacadas que cambiarán dependiendo de la estación del año. Yo estuve en primavera así que estaban especialmente bonitos los rododendros.




Invernadero de las palmeras


Invernadero de los nenúfares

Como tiene 121 hectáreas y cuatro entradas, es muy recomendable coger el trenecito y dar la vuelta completa para hacerse una idea. Luego, se puede volver e ir parando donde más interese.


Para terminar, no dejéis de pasaros por la tienda aunque no compréis nada… Los anglosajones son los reyes del márketing y da gusto ver cómo lo ponen todo de bonito!!!!




 





PRÓXIMA CITA: VAJILLAS DE FIESTA (15/12/2016)


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