Casi todos los no expertos llamamos "malas hierbas" a plantas
silvestres que crecen en cualquier lugar no deseado, sobre todo, en nuestro jardín o huerto.
Sin embargo, olvidamos que muchas de ellas son plantas autóctonas necesarias
para mantener el equilibrio entre flora y fauna de cada ecosistema. En
ocasiones éstas tienen la clave para el control de plagas o la curación de
enfermedades.
La lista de plantas empleadas en fitoterapia es enorme, al
igual que la lista de las empleadas en cocina… pero, en este post, no voy a
hablar ni de unas de otras. Me voy a centrar sólo en las que nos pueden ayudar
en el jardín.
Ortiga (Urtica dioica)
Si eres de los afortunados que tienen en su terreno una ortiga, tienes un auténtico tesoro. Si bien es cierto que sus tallos tienen unos pelillos que al contacto con la piel provocan sensación de quemazón y picor (de aquí viene el nombre de urticaria), sus beneficios compensan esto con creces.
Tiene propiedades medicinales muy variadas, sirve para
fabricar fibras parecidas al lino y, lo que más nos interesa para el jardín, la
ortiga fortifica y estimula la flora microbiana de la tierra y de la
vegetación, mejora la función clorofílica y, además, es buen activante del compost.
Los purines de ortiga, usados como preventivos, evitan la
clorosis y el ataque de los pulgones. Para hacer estos extractos fermentados,
se necesitan ortigas frescas con raíz por lo que resulta muy cómodo tener tu
propia cosecha de ortigas.
Purín de ortigas
Diente de león (Taraxacum officinale)
También se puede hacer un purín de diente de león para
usarlo como estimulante de las demás plantas.
Tanto esta receta como la anterior han sido obtenidas del folleto “Labores de primavera” del Programa de actividades ambientales del Ayuntamiento de Madrid.
Trébol blanco (Trifolium
repens)
Ya os hablé sobre el trébol blanco en la agenda del jardín de abril del año pasado a propósito de las praderas de bajo consumo como sustitutas del césped tradicional.
En jardinería, la tendencia es hacer praderas que contengan varios tipos de céspedes mezclados con hierbas florales como este trébol, el diente de león o las margaritas de los prados.
La elección del trébol para las praderas viene dada por su capacidad de fijar el nitrógeno (es una leguminosa), reduciendo la necesidad de fertilización del suelo. Esta característica lo hace muy apropiado para ser sembrado en suelos pobres.
Buenas razones para que, si tu césped se ha llenado de trébol, no trates de luchar contra él.
PRÓXIMA CITA: RINCONES DE TRABAJO (01/05/2015)